Como soy una romántica incurable, y eso que me paso el día medicándome en contra, cuando veo esas imágenes después de la lluvia no puedo dejar de fotografiarlas. Las gotas son un collar helado.
No pude transplantar las tomateras, tanta lluvia me daba miedo que tronchara los tallos tiernos, además las que estaban ya para transplatar las he regalado a un amigo que me va a ayudar a hacer un bonsai del maravilloso quejigo que tengo en la terraza. Si lo dejo tal cual no tardará en pedirme campo para alargar raíces. Ojalá pueda quedármelo aunque tenga que reducirlo.
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2 comentarios:
Mejor no te cures. Esta bien esa enfermedad. Permite soñar despierta.
Buen día
...y otras veces despertar ante la realidad amarga, como decía Serrat "chupando un palo sentada sobre una calabaza".
No hoy.
:))))
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