martes, 15 de abril de 2008

La Tortuga de Chuang Tse



Chuang Tse en el siglo IV antes de Cristo ya tenía fama de sabio, y los emisarios del rey Wei van a buscarle para que sea consejero del rey. Él es un hombre que sobrevive con lo que le dan, con lo que pesca y lo que pide prestado, pero les contesta esto:
He oído decir que el rey tiene un caparazón de tortuga sagrada que se conserva en palacio envuelta en rico paño para realizar oráculos. ¿Qué os parece?¿Esa tortuga hubiera muerto gustosa para que su caparazón fuera considerado sagrado, o bien hubiera preferido vivir y seguir arrastrando su cola en la marisma?
- Hubiera preferido vivir y seguir arrastrando su cola en la marisma- respondieron los emisarios.
- Podéis marchar. También yo voy a seguir arrastrando la cola en la marisma.


Como esa tortuga me gusta llenarme de barro y sudar bajo el sol, arrancar las malas hierbas y ver crecer el perejil, las tomateras, la albahaca, la menta, el tomillo, la yerbaluisa y los calabacines, recién nacidos, en las jardineras de mi terraza. Disfruto de un tiempo regalado en este huerto. Una oportunidad para pensar y sentir un trozo de naturaleza humanizada; un consuelo o bálsamo, uno de los pocos, que aporta el tiempo a las heridas de vivir. Una oportunidad, otra más, para ser feliz.

1 comentario:

Socrates dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo. Yo también tengo un pequeño espacio para plantar, y el tiempo que empleo ahí es el mejor empleado del día. El ver crecer a las plantitas ver como van subiendo, van engordando y van dando sus frutos (tan ricos). Ese tiempo que estás con las plantas en las que no piensas en nada, te sales de la rutina, de los problemas ...

Me gusta mucho tus blogs, voy poco a poco leyendo los artículos, un placer.

Por cierto muy listo el chino ese, muy listo ..., ¿Chuang Tse se llamaba no? muy listo, si señor.